jueves, abril 22

La luna es una daga manchada de alquitrán.

Vine a Praga a romper esta canción por motivos que no voy a explicarte,



Dos dedos en la llaga:-
Me llenaba de una dichosa frialdad que inundaba cada uno de mis sentidos con palabras que, sin duda, llegaban a sacar de quicio. Actitudes, comentario y edulcoradas frases, hacían un arte subrealista que se lograba acuarelando furor, confidencias e impotencia. No lo podía decir, funcionaría como
proyectil que impactaría en los oídos de todos, dejándome parada en una nulidad inverosímil.
Los motivos que no voy a explicarte se resumen en que vine, simplemente, a cerrar un breve y confuso capítulo. Quisiera cerrar las tapas de un libro con un final inesperado. Seguramente fue mi capacidad de hacer una historia maravillosa, hasta ilógicamente creíble, del simple aleteo de una mariposa. Pinté un panorama con todos los colores de
la paleta, que se mezclaron con un helado baldazo de agua, formando el más básico y vulgar de los marrones. Fue como si hubiera relatado la construcción del Taj Majal en papel, y en el desenlace decir que se prendió fuego. Pero sin dar muchas vueltas, los finales que escribo, son siempre los mismos. Con la intención de hacer un libro interesante, con relatos que cuenten historias fabulosas, caí en la tan odiosa monotonía, donde ni un desvarío se encuentra entre ausentes personajes.
Prometo que éste, es el último intento que hago por captar esa atención tan codiciada que pasa junto a mi, dejandome tan solo una brisa tenue y distante. Es el último intento que hago por forzar eso, que no se puede explicar. Es el último intento que hago por describir una patraña semejante, que termina pareciendo una leyenda. Es el último intento que hago por cumplir esa vaga ilusión que pesco de un simple momento, que en mi falta de reclamo, pareció algo verdaderamente importante. Hice un mar, de un puñadito de sal caído sobre la mesa.
'
En mis sueños compongo novelas enteras', ay Fedor, a veces me dejás sin palabras...
Y finalmente, destilando los excesos de ese chasco y ventilando recuerdos, voy a ir dejando atrás las quimeras que quedaron de aquel delirio que no debió haber pasado nunca.






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