martes, marzo 29

Como solía ocurrir.

Y mi cabeza se me enfrenta en una noche de solo pensar.

Por el miedo a bajar y a no volver a subir nunca más, a volver atrás. El miedo al amor y al desamor, a la soledad y a la decepción. El miedo al miedo y a que nada te asuste. El terror a las arañas y a nunca rebasar el rencor. El miedo a que el subte no te vuelva a inspirar, y a que este texto no suene bonito. Por el pavor al fracaso, a la resignación, a la desilusión y a la nostalgia. El temor a sufrir y a que nada te afecte. El miedo a la frustración y a no poder superarte jamás. El espanto a no poder aclarar, y a oscurecer por perderlo todo. Recelo por lo desconocido, y horror ignorarlo todo. La alarma por no poder evitar el hastío por lo hermoso, y por no querer verlo. El temor a no volver a ver sus ojos, y a que nada te deslumbre otra vez. Por no querer ver, y el rechazo a dejar de sonreír. La cobardía de no arriesgarte por lo anhelado y por perder un poco de dignidad al hacerlo. El miedo a la ilusión y al desencanto. Por no querer pensar, y por razonar de más. El miedo a crecer y a no asumirlo jamás. Por el terror de no explorar nada por cuestionartelo todo y por el regocijo de evitalo.
Por la alegría de vivir el mundo, verso a verso, y por enamorarte de eso.

jueves, marzo 24

Me espera el sol en una estación.

¿En algún momento de tu existencia te vas dar cuenta
que la vida no es como parece, y que los sueños y
las esperanzas son una patraña, triste mentira?
No, porque todavía no perdí toda mi vida en un suspiro.



En tu vida no se justifican los agravios del pasado, esos que son vistos como el trailer de una pesadilla de la que supiste despertar a tiempo. Evitaste perder el temor a hundirte en un sueño hermoso y cálido, porque aprendiste a separar el cielo estrellado de las nubes rosas que anuncian las tormentas. Porque recuperaste la inspiración, esa manera atípica y metafórica de ver la vida, que te deja narrar, bajo un intento de verso que suene lindo, textitos que son tuyos, y que no importa que nadie ojee.
Es imposible ser perfecto en lo mundano, porque no hay clases para aprender a vivir, o psicólogos que se enseñen a estar preparado para nada, o para todo. La vida está llena de caminos, pero paralizarnos por el miedo a seguir, cuando se nos abre un abanico de posibilidades, no es la solución a nada. Sentir te construye y hace más cálido tu existir, cuando comprendés que nadie es capaz de sacarte todo lo que brilla ante tus ojos. Son esos susurros que te sopla el viento al oído, los que te convencen que nunca más vas a caer.
Gracias linda, por abandonar el fanambulismo que practicabas sobre hilos de horror y desencanto.