lunes, septiembre 19

Así, invisible!

Y se llegaron esos días de calorcito por la tarde, sin olvidar el saquito que nos cuida de los últimos vestigios del invierno. Llegó el olor a primavera, a azares, el sonido de zumbidos y el color del polen. El ansiado mate bajo el sol, el verde y las estrellas. Ya se percibe la emoción que descansa las ideas, el cuerpo y el esfuerzo de todo un frío, esa alegría colorada, que tiñe de luz primaveral el amor bajo un azul inmenso. Ya casi se abraza el clima que contagia las ganas de bailar entre retazos de bambula, arena bajo los pies y olor a mar. Ya llegan las necesidades nerviosas de desprendernos de un número y brindar por lo que fue, necesidades de ver esperanzas multicolores y llorar por lo que pudo haber sido.
Época de mariposas y perfumes, de libertad... días de cambios bruscos que no te dan ansias de hablar, solamente ganas de sentarte bajo el sol y remojarte de ideas, para ver como cae otro día sobre el horizonte que corrés por alcanzar.

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