Equilibristas de cuello roto.
No quieras destruir un sueño de cristal, si no vas a
bancarte los tajos que te hacen las partes rotas, y no quieras pegarlas si te vas a quejar porque no queda igual.
No quieras volver sobre tu naturaleza marchita y pisoteada, cuando
sabés que
tenés un bosque para sembrar con verdes, postas y eslingas.
No te quedes con una sola perspectiva para el cuadro que te va llenar de dicha.
Moldeá con tus manos el jarro del que vas a tomar, y no te mires las manos llenas de barro,
mirá el vino que te va a embriagar de euforia para salir a correr atrás de las alas de la mariposa que
querés ser. Y
recordá con grandeza las piedras con las que tropezaste, para aprender a pulirlas y que sean hermosas. El hierro no siempre tiene que ser frío,
cuanto más lo calientes más fácil va a ser forjarlo para hacer una escultura que te quede bonita, tibia y fuerte.
Las relaciones se van, pero las personas quedan en tu vida grabando su firma en el libro que el tiempo te
escribe, y cuando lo leas
imaginalo con tanto entusiasmo como las lineas de Isabel.
Admirate, porque sos lo que
admirás.
Cuidate, porque
podés ser todo lo que
querés que sea. Y
queré a la caja que guarda tu tesoro más caro, porque sin ella no respira, y si no respira se apaga como el brillo de tu traje de lentejuelas.
Todos lo días repetí las palabras que te marco y
grabalas con trabajo de orfebre en tu voz, y
repetilas con filetes de apetencia. No te encierres en tu necedad,
abrite a las
cumbias que te cantan la verdad y no dejes de escucharlas hasta que te lleguen al alma, y
movete al ritmo de su
swing, porque las penas se van bailando.
dice un tango sabio que
"hay que saber olvidar"
pero ninguno se atreve a explicar
un corazón en llanta no entrega el cuello así
nomás.