miércoles, junio 22

y aquí no vale pensar

Cómo empezar a contarte una extensa y trucha historia en interrogantes sin sentido, que van a acabar sin ser coronados.
Cómo gritarle al viento que tus ojos ven el horizonte y una felicidad genuina que se refleja en un sonrisa desafortunada.
Cómo destilarle al gentío que las palabras que llegan inocentes, a tus oídos, penetran una novata suceptibilidad capaz de vulnerar una vida entera.
Cómo explicarle al cielo que nadie lo aprecia, cuándo nos regala un turquesa de cuentos de hadas. Y cómo explicarle, qué decirle cuando pregunte porqué la gente se esconde de él cuando llora sin consuelo, sobre la tristeza de una ciudad que juega a las escondidas con sentimientos ocultos entre escombros de olvidos sin vivir.
Cómo aclarar tibias corazonadas, si te abrigás en el confín de un broquel del apático interés.
Cómo hacer para lograr estimar lo único, el único medio capaz de hacerte feliz.
Cómo llegar a la tan ideal autonomía de poder decidir sobre unas pasiones errantes.
Cómo explicarle a un corazón de papel de arroz, que se equivocó y que puso su más dulce batucada de palpitaciones en dos oídos que no van a escuchar un son sin ton, de una vulgar percusionista.
Cómo pedirte perdón por eso...

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