sábado, mayo 15

Dejame sentarme aquí, a pensar tan solo en vos. ~

a mirar en tus ojos estrellas...


Creo que fue la luz de las diez de la mañana, la que me hizo acordar que le pongo una barrera a todo aquello que quiera ir más allá de lo tangible. Maldita osadía, la de intentar querer un ilusorio.
Eran de color miel grisáceo, los ojos en los que me perdí para imaginar que simplemente podía abrazar esa ilusión, e irme a otra galaxia. No me gustaría, tampoco, sonar como de película, pero el sol que se reflejaba en esa cara pensativa y animada, generó un cuadro casi de ficción, hasta angelical, de esos que parecen detener el tiempo, creando un marco perfecto para darme cuenta de cosas verdaderamente trascendentales. Aunque, sin duda, aquellas revelaciones repentinas puedan hacerme caer desde lo más alto sobre un almohadón poco piadoso. Por eso, darse cuenta que más allá de los límites inconscientes es preferible mantenerse al margen de ciertas cuestiones; amordasando las ganas de gritar una verdad lastimera con gusto hiel, puede desolar.
Pero con la paciencia de Penélope, perdiéndome una y otra vez en esa mirada tímida y en esos modales que parecen de caramelo, te voy a ir dejando atrás. Y con una consciente falta de perdón, voy a emparchar los agujeros que quedaron en esta razón, esfumando ternura, dolor y nostalgias.



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