lunes, enero 25

Helado de aguardiente.

...

El sol se filtraba, sin escrúpulos, entre las gruesas y anudadas ramas de aquella parra que se tendía sobre sus cabezas; formando un arte completamente abstracto sobre las lajas del piso. Y mientras su cabeza se desprendía de la razón y giraba entre fantasías lejanas y utópicas, no advirtió que había una doble realidad, que ignoraba por completo, y que siempre sería dura.
Le pareció absurdo que alguien pudiera jugar con las emociones, saboteando su propia objetividad. Por esto, optó por escuchar, sentir impotencia y esperar... simplemente esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario