jueves, noviembre 26

Último paso a la cordura.

inspirado en la más profunda demencia.

12.00 PM - Primera dosis.

Simplemente tenía que salir, escaparse...
Era un día común y corriente en el que las cosas no andaban del todo bien. Sentía que en un minuto, entre aquellas cuatro paredes, su estado emocional podía colapsar, creando un huracán de sentimientos imposible de controlar. Era un día en el cual las ganas de salir de la realidad la inundaban. Y así fue. Sabía que no era una decisión de esas que se toman a la ligera, la idea de abandonar todo no la dejaban verse completamente segura, pero porqué titubear, si después de todo sería un instante y luego volvería a aquel sitio, de todas maneras muy lejos no podía ir, pero simplemente tenía que separar los pies de la tierra, olvidarse de todo lo que le habían dicho, olvidarse del lugar al que 'pertenecía' e ir a visitar su mundo, aquel que había quedado abandonado desde el día que metieron en su cabeza ideas limitadas sobre el concepto de locura. La concreta decisión le hizo tomar un impulso tal, que abrió esa pequeña ventana que le permitía tener una simple gota de aire y, mostrándose indefensa ante el mundo, ese que hacía mucho tiempo no veía, dejó escapar eso que no le permitía ser feliz. Respiró profundo y se limitó a imaginar...
Recostada se perdía en la eterna inmensidad de un mundo al que había pertenecido siempre, aquel que se le había privado en un intento de hacer realidad su sueño.
La tarde se mostraba nublada, el cielo parecía estar cargado de la más indecible impotencia; y había tanto viento que su pelo volaba como un montón de mariposas queriendo escapar; le gustaba esa sensación, entonces lo dejó suelto, como solía hacer. A medida que recorría cada recoveco de aquel lugar que tenía olvidado, sus fantasías trazaban ideas con formas abstractas, sin mucho sentido -o eso aparentaba. Colores, formas, la más encantadora música, las compañias que deseaba con todo su corazón volver a ver aparecer por aquello a lo que ella consideraba como el regreso a su vida. De repente, se encontró ante lo más hermoso que había visto, y sin duda, nada podía compararse con eso. Sos ojos brillaron como dos montañitas de gibré que buscaban escapar de aquel viento con ganas de volar lo primero que se cruza en su camino.
Miró a su alrededor, y vio todo lo que siempre había tenido, se encontraba en el lugar más hermoso, aquel con el que siempre había soñado y en el que sin duda había estado... allí se respiraba aire puro, junto al más inmenso río en el que nadaban las más profundas ganas de sentir, de noche el cielo era del más intenso violeta y las estrellas estaban cocidas con el más fino y delicado de los hilos. En ese momento, se vio abrazada por aquellos brazos que lo habían siempre, en las buenas y en las peores. Y se sintió feliz, acompañada y segura. Sentía que nadie podía destruir aquello y que era de ella. Por eso contempló nuevamente, todo aquello por última vez y para siempre.

17 PM - Segunda dosis.
Su concepto de para siempre, no era erróneo...


















otra forma de estar en el mundo.

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